Tristemente y en múltiples ocasiones cuando Barack Obama ha dado discursos y ha atacado la herencia judeocristiana y defendido al Islam, la gente lo que ha hecho es reirse y congraciarse con él. Esto porque no creen que las atrocidades aberrantes de genocidios de parte del Islam se conviertan en una realidad en América. Sin embargo, para el Islam solamente hay dos grupos, los adoradores de Alá y los infieles y para los que ellos etiquetan como infieles (Llámese ateos, cristianos, no cristianos, que no adoran ni se convierten a Alá) son dignos de muerte y lo que les espera es la guillotina. Esa es la verdadera fe musulmana de la que Obama es parte. Sin embargo, ahora sigue con su plan de destrucción de América socavando las bases morales, conservadoras y redefiniendo políticamente lo que es moral, saludable y aceptable imponiendo de forma dictatorial y antidemocrática su agenda perversa aplastando la ciencia, la biología, la medicina, el sentido común y atragantando a todos todo aquello que es nocivo para el ser humano, en especial contra el núcleo familiar y contra el buen desarrollo e identidad de los niños en las escuelas. Su ataque va directo contra la niñez, contra las iglesias, contra la verdad, contra la herencia judeocristiana. Su forma de imponerse: LA DICTADURA Y EL CHANTAJE.
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