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lunes, 6 de abril de 2015

La homosexualidad, una anomalía curable (Por: Guillermo C. Perez)

A pesar de la crudeza de la exposición es bueno saber que prácticas son las que se producen en el mundo homosexual para ver que es lo que los candidatos de los partidos políticos mayoritarios han defendido y se proponen amparar con los recursos del Estado

Como todo el mundo sabe, la aparición de la homosexualidad ha estado siempre ligada, en todas las civilizaciones que ha habido en la historia, a una época de decadencia; ha estado siempre ligada a las sociedades corrompidas por la pérdida de valores. Efectivamente, como los valores son la infraestructura que sustenta todo lo demás, cuando éstos comienzan a decaer -ya sé que no es necesario que recuerde ahora que ésta es una de esas épocas-, entonces decae también todo lo demás (la cultura, la ética e incluso algo tan bajo como la economía). Es de sobra conocido que cuando sucede esto, la mayoría de la gente empieza a apartarse de la Verdad y a llevar una vida alejada de ella, porque el ser humano llega a tal punto de degradación que ya no se preocupa por los demás y ha perdido la voluntad y la conciencia. Es en estos casos cuando la mayor parte de la gente, en vez de resistir valientemente como una roca, entierra su voluntad y cierra los ojos ante la Verdad que tuvo la oportunidad de ver, dejándose engañar y llegando incluso a caer tan bajo que, para no molestarse, llega hasta a afirmar que es normal la vida depravada, materialista (...),

Como puede comprobar cualquiera de los lectores, si se molesta en investigar y no tragarse sistemáticamente todo lo que oye por ahí o ve en televisión, esa enfermedad mental degenerativa conocida como homosexualidad, en sus diferentes variantes, aparecía, hasta los años sesenta, en la lista de enfermedades de la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud), organismo integrado en la O.N.U., y de la cual fue retirada por las presiones, no por ningún descubrimiento científico que apoyase la homosexualidad. (...)

Entonces, si la ciencia ha estado siempre de acuerdo en este punto, ¿por qué negar ahora que eso es intrínsecamente antinatural y que no aparece en ningún otro ser vivo? ¿por qué abandonar a un pobre enfermo y no ayudarle a superar su anomalía?

Según describe cualquier diccionario, la enfermedad es una alteración más o menos grave del equilibrio orgánico y/o psíquico que es característico de una persona en sus relaciones con el medio natural y social en que desarrolla su actividad. En una pareja de homosexuales no es posible una realcomplementariedad ni emocional, ni física, ni mental, ni sentimental,

La palabra gay en griego es malakoswmoV, que tiene la misma raíz que enfermedad (malakia).   Según las conclusiones de los científicos y psicólogos de todo el mundo (entre los que puedo citar, como ejemplo, al gran psicólogo holandés Van der Aardweg, al doctor estadounidense Edward R. Fields o al español Vallejo Nájera), la homosexualidad es una neurosis, salvo en algunos casos poco frecuentes, que, según las estadísticas, son del 0,001% de los casos; en esos casos minoritarios, que son los únicos que nacen homosexuales (ya que hay que recalcar que el restante porcentaje es adquirido), se trata de una mutación genética, por lo tanto es una mutación genética anómala. Si es una neurosis, que, como ya he dicho, son el 99,99% de los homosexuales, los tipos de homosexualidad, atendiendo a su causa, podemos dividirlos en cinco, que son los siguientes:

1º)Haber crecido en un ambiente marcado por muchas contradicciones que el niño no ha sabido superar de manera normal, al observar entornos posicionados muy opuestos entre sí, especialmente entre los ocho y los doce años.
2º)Haber sufrido un abuso sexual homoerótico durante la niñez o la pubertad
3º)Haber crecido en un profundo temor a acercarse al sexo opuesto, lo que le ha llevado a desarrollar esa tendencia desviada.
4º)Haber vivido con un apego anormal a la madre, si es niño, o al padre si es niña, de tal modo que en su mente se crea una extraña aversión a las relaciones amorosas con el sexo opuesto, que le puede llevar a desarrollar atracción sexual hacia su mismo sexo.
5º)El último caso es el único que no está unánimemente considerado como enfermedad directamente ligada a la homosexualidad, sino que algunos consideran que sólo se trata de una depravación que más bien dentro de las anomalías psicológicas causadas por el abuso del sexo: Se refiere a las personas que han crecido fuertemente dominadas por la masturbación y que, poco a poco, por no imponer su voluntad a los deseos del cuerpo, se han ido entregando a un total desenfreno con las mujeres, hasta que están hartos, y como la copa del placer acaba vaciándose por no saberla administrar, su cuerpo, que está totalmente dominado por la animalidad, les conduce a tomar nuevas vías, con tal de satisfacer su placer, y así comenzarán a probar de todo, porque su sistema nervioso está plenamente dañado por la reincidencia en el vicio sexual, se aficionarán entonces a la homosexualidad, que les lleva también a la pedofilia, y con el tiempo cada vez a un mayor número de depravaciones sexuales, como la zoofilia, la necrofilia, etcétera. Éste es el tipo de homosexualidad más frecuente hoy en día, cada vez más fomentado por las modas y la falta de formación, así como por el progresivo desenfreno materialista y carente de valores de la sociedad actual.

Con estas explicaciones, no quiero decir que todos los que pasen por una de las cinco causas tengan que acabar homosexuales, sino que -como con todas las enfermedades adquiridas-, sucede como en la lotería, que cuantos más números compres, más fácil es que te toque, pero le puede tocar perfectamente a uno que sólo compre un décimo; y además, una enfermedad ataca a una persona en mayor o menos grado según la persona que sea, igual que un golpe en la nuca a unos les puede provocar la muerte y a otros no según la persona y según las circunstancias en que se produzca ese golpe.

Hay otro factor importante que no debemos despreciar: La homosexualidad puede confundirse (y confundirlo sería algo muy peligroso), con otras dos sentimientos humanos que se desarrollan en toda la gente, si bien en unas personas más que en otras, aunque con frecuencia mucho más entre las mujeres, son dos: Una es la especial sensibilidad hacia la belleza que sienten algunas personas, lo que las lleva a admirar las proporciones, la armonía, la estética, no sólo de personas del mismo sexo, sino también del opuesto, y también de los paisajes y de todos los seres y objetos que disfrutan en contemplar; la otra es una especial sensibilidad hacia todas las muestras de cariño y aprecio, tanto del mismo sexo como del sexo opuesto. Ambas son sensibilidades, por ello no tienen nada que ver con otro tipo de tendencias, sino que más bien son sentimientos estéticos o necesidad de afecto.

Y ahora que he aclarado bien lo que es homosexualidad y lo que no lo es, y he descrito qué tipo de enfermedad es la homosexualidad, voy a pasar a describir las terribles consecuencias, a menudo irreparables, que la homosexualidad acarrea no sólo a los homosexuales que no traten su anomalía, sino que se extienden a cientos de personas inocentes por ese egoísmo y falta de consideración, aparte de la perversidad de los demagogos por conseguir votos, aunque sea a costa de la salud de la gente:

Según los estudiosos, el SIDA llegó a extenderse por toda Europa y América como consecuencia de las actividades sexuales de los gays y por ellos se extendió a otros segmentos de la población a causa de las prácticas bisexuales. La prensa omite las prácticas para no escandalizar a la gente, pero para mostraros a todos cómo la Iglesia nunca se ha equivocado en materia de fe y moral -que son inmutables y eternas, porque emanan de la Verdad-, y para que veáis las horribles consecuencias que acarrean estas prácticas para ellos, y para la sociedad entera, sumaré a mi exposición las estadísticas de Corey & Colmes:

a)Sexo oral: Practicado en un 100% de los casos; en muchos casos ingieren semen, que contiene los mismos gérmenes que la sangre, por tanto, es igual de peligroso que tragar sangre.

b)Sexo anal: Practicado en un 90%, con una media de 68 relaciones anales al año. Durante el acto, el recto es como un recipiente que mezcla saliva, heces fecales, semen, y todos los gérmenes que haya en ellos. La pared rectal tiene el grosor de una célula; el desgarro es frecuente, con lo que acuden todo tipo de contaminantes a la corriente sanguínea, con lo que se facilita la transmisión de la Hepatitis B, enfermedad que es transmitida fácilmente a gente inocente a través de los servicios de alimentación; ésa es una de las ocupaciones favoritas de los homosexuales, así que centenares de personas inocentes están expuestas a esa enfermedad a través de los alimentos.

c)Fisting: Es la práctica gay de introducir diversas clases de animales vivos y objetos en el ano. Con frecuencia son requeridos los servicios médicos para extraer esos objetos y a menudo los daños son difícilmente reparados por la cirugía.

d)Sexo fecal: el 80% de los homosexuales lo practican. Consiste, literalmente, en lamer el ano. Es la principal causa de hepatitis y de contagios parasitarios. Por ejemplo: Según el departamento de Sanidad Pública de San Francisco, entre el 70 y el 80% de los casos de hepatitis en esa ciudad se da entre homosexuales. La hepatitis es altamente contagiosa y se desarrolla en condiciones de escasa higiene. Mata a la mayoría de sus víctimas, pues destroza el hígado. Personas inocentes están en peligro por los homosexuales que trabajen en cocinas, de enfermeros o de camareros.

e)Sexo urinario: 29% de los homosexuales. Comúnmente llamado "lluvia dorada". El homosexual es rociado y llega a beber orina, sustancia altamente tóxica cuyo consumo puede causa, eventualmente, la muerte.

f)Sadomasoquismo: 37% de los homosexuales. Consiste en infligir o recibir torturas para conseguir placer sexual. Muchas muertes por esta práctica han sido atribuidas a accidentes en grandes ciudades.

g)Encuentros sexuales anónimos: 41% de homosexuales en urinarios públicos y el 60% en baños públicos; el 64% admite consumir drogas durante esos encuentros.

Según los últimos estudios médicos, un homosexual común sodomiza 108 varones al año, traga el semen de 48, permite que le penetren 68 e ingiere heces de 19 como media. El 85% de homosexuales contrae hepatitis, un 49% han sido infectados con parásitos intestinales (lombrices, gusanos, amebas....). A pesar de que esas infecciones intestinales y el SIDA no se solían dar más que en naciones subdesarrolladas, el 83 % de los casos de SIDA en 1992 en EEUU se dio en homosexuales y bisexuales. Los bisexuales transmiten a otras mujeres esas enfermedades y ellas a sus hijos o a otros hombres, extendiéndose así por toda la sociedad. Con el daño infligido al propio cuerpo por la antinatural actividad homosexual, proliferan todo tipo de agentes patógenos, constituyendo un serio y grave peligro para la salud pública.

Según los estudios del doctor P. Cameron: El promedio para la muerte de un hombre blanco casado es de 75 años, en cambio para un gay, la media está en 42 años, y sólo el 9% llega a sobrepasar los 65 años.

El promedio de vida de una mujer blanca casada es de 79 años, mientras que en lesbianas el promedio es de 45 años, de las cuales sobrepasan los 65 años tan sólo el 24%.

Los gays tienen 102 veces más posibilidades de ser asesinados, generalmente por otros gays; cometen suicidio 25 veces más a menudo y tienen un promedio de accidentes de tráfico de 19 veces más. Todo esto es un reflejo de sus serios problemas emocionales.

El 21% de las lesbianas mueren por asesinato, suicidio o accidente, es decir, un promedio 534 veces mayor que el de las mujeres heterosexuales.

La gran mayoría de asesinos en serie son gays: Wayne Williams (asesino de niños), John Wayne Gacy, etc.
En España, el caso Arny fue muy defendido por la prensa; ese famoso caso de prostitución infantil se localizó en todos los bares gays de Sevilla. En fin, ya se sabe, donde aparecen homosexuales, raro es que no haya chaperos....

Una lesbiana de San Francisco, Roberta Achtenberg, miembro del gabinete Clinton, hostigó legalmente durante dos años a los Boy-scouts por negarse a admitir homosexuales en sus filas, ya que los grupos que promocionan esos delitos aconsejan a los homosexuales introducirse en escuelas, iglesias y grupos familiares para ganarse la confianza de los niños. ¿La causa?, está claro, como los homosexuales no se reproducen, necesitan este medio para reclutar jóvenes. Quienes proclamen que los homosexuales son normales, hacen un gravísimo y grandísimo daño a jóvenes inocentes que van a ser objetos de su acoso.

Dejando a un lado otros países, en España había al menos dos clínicas destinadas al tratamiento de homosexuales: Una de ellas se dedicaba también a otros campos de la medicina y psicología, pero fue cerrada hace unos años y su dueño encarcelado por una denuncia del colectivo de gays y lesbianas, que argumentó que llevar a cabo ese trabajo era anticonstitucional, por afirmar equivocadamente que era una atentado contra la libertad sexual. La otra clínica aún funciona y está en Navarra. Ambas han curado a una gran cantidad de homosexuales, de los cuales muchos actualmente están casados y llevan una vida normal con su familia. Los testimonios de agradecimiento son muy abundantes.

En algunos países como Canadá, no había consenso entre los especialistas, hasta el año 1999, año en que, gracias a las investigaciones de los expertos, se descubrió otro nuevo método de curación más rápido, pero su eficacia es menor, porque debe ser repetido cada cinco años para evitar que el afectado se vuelva a desviar. Esas investigaciones también pusieron de relieve que, en una gran parte de los casos, basta con el apoyo moral para salir del agujero. Creo que no es necesario hablar de que cualquier psicólogo o médico de buena categoría y sin implicaciones políticas bastaría para ayudar a superar la anomalía a una buena parte de los invertidos.

Ya que es curable, es un deber social y moral intentar ayudar a estas personas, que además suelen ser personas carentes de autoestima y que han padecido un desarrollo lleno de frustraciones. Sería una falta de amor al prójimo quedar impasible viendo cómo los oportunistas, sin ninguna ética ni moral, fomentan esa conducta y el llamado "orgullo gay" para ascender y estar bien vistos en una sociedad en que lo feo, lo mediocre y lo burdo están cada vez más de moda frente a lo decente, lo sublime y lo bello. Muchas veces, un egoísmo e individualismo hedonista son el combustible de estas tendencias desviadas, pues quien tiene un defecto y es un arrogante y un soberbio, no quiere ayuda y con frecuencia persevera en su desgracia, degradando su propia persona y corrompiendo al resto; sin embargo, no falta quien es humilde y abierto, y no cuesta ningún trabajo ayudarle con un pequeño esfuerzo de comprensión y amor, aunque también hay que reconocer que es necesario algo de perseverancia. Por otro lado, en muchas ocasiones, el llamado "orgullo gay" tiende a desviar a otras personas que no son homosexuales, sino que sólo son sensibles, y por ser personas demasiado inseguras, les hacen creer que son homosexuales y los arrastran también al agujero.

Los sectores más conservadores pretenden que la homosexualidad es un vicio; creer que la homosexualidad no es más que eso, no sólo es arriesgado, sino que además es una falta de caridad para con el desgraciado que ha tenido que sufrirlo. En cambio, los sectores progresistas pretenden que no es más que una opción de vida de cada persona , y lo conciben como algo totalmente normal. Ni lo uno ni lo otro. Como con buena voluntad decía nuestro catequista, hay un sano equilibrio, y, en base a las pruebas aportadas, podemos afirmar que es una enfermedad y que además es curable. Alguno dirá: ¡Pero Dios les ha hecho así!; también Dios permite que nazcan ciegos, autistas, retrasados mentales, y un largo etcétera. No obstante, aunque nazcan así, no dejan de ser personas y de tener un alma y unos buenos sentimientos humanos, y además ¿acaso me va a negar alguien que si pudiese no curaría a las personas que nacen con algún tipo de esas anomalías? Asimismo he demostrado que la homosexualidad es adquirida en un 99,9% de los casos, por lo que Dios no tiene que ver; más aún, Dios da libertad al género humano para que nos destruyamos entre nosotros llevando una vida fuera de toda armonía, o para que llevemos una vida feliz controlando las bajas pasiones y amándonos unos a otros. Dejaré a un lado los intereses que puedan tener los sistemas políticos plutocráticos en que haya una masa débil, homogénea y materialista para darle forma. También dejaré de lado que la impureza de cuerpo es lo que mina la fe, porque es un pecado que queda dentro, que mancha el cuerpo, templo del Espíritu Santo. Ya lo dijo san Agustín:"Nemo incredulus nisi impurus"(Nadie es incrédulo sino el que es un impuro); y es que el que se deja llevar y nadie le ayuda o no tiene suficiente fortaleza, perderá la fe y de paso intentará corromper a los demás. Esto le sucede a la gente de poca cultura o personalidad, que ante la influencia de lo poco que ha leído y lo parcial que era lo que ha leído, los paralogismos de sus amigos y la nefasta influencia de la televisión y las modas, le acaban llevando a la corrupción moral y espiritual que en ocasiones es causa de las depravaciones ya expuestas.

Resistid valientemente como rocas o acabaremos desechos como polvorones. Si con todo lo que he dicho, alguien tuviese aún la irracional y estúpida idea de considerar la homosexualidad una actividad normal, que venga Dios y lo vea. A ése yo le preguntaría ¿dónde está tu sensibilidad humana y tu amor a tus semejantes? ¿dónde vuestro sentido crítico?

En conclusión, podemos decir, sin duda alguna, que Dios ha hecho la sexualidad para una completa y total culminación del amor entre esposa y esposo que se materializa en el acto sexual matrimonial y llega a su máxima plenitud en el nacimiento de una criatura, que nace con el fin de convertise en hijo de Dios; en verdad esto da cohesión al amor del hombre y la mujer, llegando así a convertirse en una unión de cuerpo y alma en el amor, una plasmación de esa unión en una sola carne. El que es un ignorante con frecuencia suele ser también un soberbio, y el que es ambas cosas y no trata de remediarlo, tarde o temprano acaba hundiéndose en la charca de inmundicias del desenfreno sexual, olvidando que está demostrada la existencia de un solo y único Dios llamado Santísima Trinidad. Con la llegada de Cristo, por primera vez Dios mismo funda una religión, la única que pone de pie al hombre y lo eleva por encima de todas las depravaciones y degradaciones. Ya sabemos que la homosexualidad es una anomalía, y en algunos casos una perversión, pero es curable; en nuestras manos está ayudarles a integrarse socialmente como personas normales, o, por el contrario, dejar que esta lacra continúe extendiéndose, dañando, con sus consecuencias, a cientos y cientos de personas inocentes, hasta demoler completamente, con todas las enfermedades y abominaciones que acarrea, todas aquellas cosas a las que el ser humano debe su condición de persona. Sí, en nuestras manos está despreciar a esos pobres desdichados no teniendo en cuenta su condición humana, o en cambio respetarles, como personas que son, y ayudarles, y con eso hacer un inmenso favor a toda la humanidad. Si obramos bien, Dios también nos lo agradecerá.

Una vez hubo un pueblo en el que había un balneario que contenía la mayor parte de los ingresos de ese pueblo; un muchacho de ese pueblo descubrió que las aguas estaban contaminadas sus aguas y que cientos de personas se exponían a morir o enfermar a causa de las aguas; el joven advirtió a los poderosos lo que sucedía con las aguas, pero no le escucharon, sino que le ridiculizaban ante la gente y decían que sólo deseaba acabar con la fuente de ingresos del pueblo. Y decían muchas más mentiras de él para que nadie le creyese, porque si la gente se enteraba, se les acabaría el negocio., Con el tiempo, acabó muriendo el pueblo entero por ese balneario, el joven no, porque estaba encarcelado, pero miles de personas, en otros pueblos, acabaron sufriendo también las consecuencias de aquel balneario, cuyas inmundicias ya se habían extendido a pueblos que nada tenían que ver. Quien tenga oídos, para oír, que oiga

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Guillermo C. Pérez

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