Fecha: 3 de Julio
de 2015
Fuente: yoinfluyo (punto)com/columnas/367-dilo-bien/12089-la-estrategia
Hacia finales de los años 80 la revolución homosexual
conoció un momento de crisis: Los actos homosexuales provocativos en lugares
públicos, la extravagancia de los travestis y el sadomasoquismo exhibidos en
los desfiles del “orgullo gay” y la cercanía a las asociaciones pedófilas
(NAMBLA), en vez de mejorar la aceptación social de la homosexualidad,
incrementaron en la sociedad la desconfianza y la antipatía hacia la
homosexualidad y el movimiento gay.
En 1989 dos intelectuales gays, Marshall Kirk (investigador de neuropsiquiatría) y Hunter Madsen (experto en tácticas de persuasión
pública y marketing social) redactaron un Manifiesto gay. El resultado es el
libro After the Ball,
un auténtico “manual” para combatir el “fanatismo antigay”.
¿Por qué en los años 90 se pudo
dar la ocasión para cambiar las cosas? Los autores lo admiten cándida y
cínicamente: La explosión del SIDA daba al gay la posibilidad de afirmarse como
una minoría victimizada, dignos de atención y protección.
¿Cuál fue la
estrategia?
Los autores del manual After the ball, proponen tres
tácticas para homosexualizar a cualquier nación:
Desensibilizar: Todos los mecanismos de defensa psico-fisiológicos, también el prejuicio
antigay, explican los autores, puede disminuir con la exposición prolongada del
objeto percibido como amenazador. Por lo tanto, se debe “inundar” la sociedad
de mensajes homosexuales para “desensibilizar” a la sociedad de la amenaza
homosexual.
Interferir: Es necesario presentar mensajes que crean una disonancia interna en el
“fanatismo antigay”. Por ejemplo, a personas que rechazan la homosexualidad por
motivos religiosos, se les debe mostrar que el odio y la discriminación no son
“cristianas”. Del mismo modo, se hace hincapié en los terribles sufrimientos
provocados a homosexuales por la crudeza homófoba.
Convertir: El objetivo final es el de “convertir”, es decir, suscitar sentimientos
iguales y contrarios respecto a los del “fanatismo antigay”. Es necesario
infundir en la población sentimientos positivos respecto a la homosexualidad y
negativos respecto al “fanatismo antigay”, comparándolos por ejemplo con los
nazis, o inculcando la duda de que su actitud sea la consecuencia de miedos
irracionales e insanos (la llamada “homofobia”).
Kirk y Madsen presentan estas
tres tácticas en una serie de estrategias y principios prácticos. Una peculiar
“indicación” que sugieren los autores es la de “enturbiar las aguas de la
religión”; es decir, dar
espacio a los teólogos disidentes para que proporcionen argumentos religiosos a
la campaña contra el “fanatismo antigay”.
En el “manual” se señala con
letras de oro que es oportuno no pedir apoyo “para la homosexualidad” sino
“contra la discriminación”. Para estimular la compasión, los gays deben ser
presentados como víctimas:
a) Víctimas de
las circunstancias. Por este motivo, dicen
los autores, “aunque la orientación sexual sea la consecuencia de interacciones
complejas entre predisposiciones innatas y factores ambientales en el
transcurso de la infancia y de la primera adolescencia”, la homosexualidad debe
ser presentada como innata.
b) Víctimas de
los prejuicios. Deben ser presentados
como la causa de todos sus sufrimientos.
Además, los gays deben ser
presentados como miembros destacados a todos los sectores de la sociedad,
incluso como “pilares” de la misma. Basta localizar una serie de personajes
históricos famosos conocidos por su contribución a la humanidad como gays: ¿Quién podría
discriminar a Leonardo da Vinci? Los
autores dieron indicaciones precisas también a las asociaciones de homosexuales
y lesbianas en conflicto entre ellos: Lo mejor es que sea una sola asociación
la portavoz del mundo homosexual y que sea gay.
En un apartado del manual se
señala:
Creemos que lo primero
es insensibilizar al público con respecto a los gays y sus derechos.
Insensibilizar al público es ayudarle a ver la homosexualidad con indiferencia,
y no ya con apasionamiento. Casi cualquier comportamiento empieza a parecer
normal si se satura al público. El modo de entumecer la sensibilidad espontánea
hacia la homosexualidad es que haya mucha gente que hable mucho sobre el tema
en términos neutrales o favorables. Que se hable del tema continuamente da la
impresión de que la opinión pública, al menos, está dividida, y de que un
sector considerable admite o aun practica la homosexualidad. Incluso los enconados
debates entre defensores y detractores sirven para insensibilizar, siempre que
salgan a la palestra gays “respetables” que hablen a favor. Lo principal es
hablar de lo gay hasta que llegue a resultar tremendamente aburrido.
Lo que pasa en México no es obra
de la casualidad, es parte de una estrategia mundial que pretende destruir las
instituciones como la familia, devastar la dignidad humana y atentar contra el
derecho a la vida. El manual del que ahora relatamos es una herramienta más de
las muchas que tiene la cultura de la muerte para lograr sus objetivos. De
nosotros depende que esto se consume en México o que lo revirtamos.
Tema relacionado:
VER VIDEO SOBRE LAS IMPLICACIONES DE LA LEGALIZACION DE LA HOMOSEXUALIDAD EN LA SOCIEDAD
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