Recientemente el
transgénero Bruce (Caitlyn) Jenner dijo: “I am the new normal” (Yo soy la nueva
normalidad) en expresiones realizadas en virtud de la ya famosa portada de la
revista Vanity Fair. Esta me parece una expresión muy atrevida que vale la pena
analizar.
Primeramente, ¿cuál es el significado de normal?
El Diccionario de la Real Academia Española lo define como aquello que se halla
en su estado natural, que tiene una
cantidad significativamente mayor con respecto a otra cosa o que sirve de norma
o regla.
Veamos las tres opciones. Primero, en su estado
natural, Bruce Jenner es un hombre. Segundo, se estima que la cantidad de
personas transgénero con respecto a la población general representa cerca de un
.5%. Una cantidad tan pequeña no puede constituir una norma.
La tercera opción es la que me preocupa (que sirve
de norma o regla) porque, a pesar de que los transgéneros constituyen una
población tan escasa y que, en realidad se trata de un trastorno mental
(trastorno de disforia de género) los medios de comunicación lo están
promocionando como algo completamente normal. Se celebra como un adelanto en la
lucha por los “derechos” de la comunidad LGBTT.
La naturaleza no se crea, por lo tanto, se define
como normal aquello que estadísticamente exhibe una prevalencia
significativamente mayor en su comportamiento o estado original. Sin embargo,
el derecho sí se crea y no necesariamente sobre la base de lo que es natural o
normal.
He aquí el peligro de las declaraciones de Bruce
Jenner. En su apariencia adquirida de mujer ni representa una norma ni
representa el estado natural, no obstante, los grupos ideológicos que propulsan
las conductas sexuales atípicas lo empujan en los foros del derecho como la
nueva normalidad.
Esta nueva normalidad es una mentira que, en la
medida en que obtenga el amparo de la ley, representa la normalización
arbitraria y caprichosa de la mentira. Los transgéneros no constituyen una
normalidad. Los transgéneros padecen un trastorno y son personas dignas de
recibir una atención de salud basada en ciencia. En la medida en que se
continúe la normalización de la mentira se les estará despojando de su derecho
a recibir los tratamientos que se merecen.
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